Karl Marx: un paso adelante hacia la comprensión de la objetividad

 Karl Marx: un paso adelante hacia la comprensión de la objetividad.

 

Andrés Acosta Barrera. 6 de marzo 2023. 

 

En una famosa carta a su padre Marx escribió que, siendo partidario del idealismo, fue a parar en la empresa de buscar la idea en la realidad. Significó este paso el salto de la teoría a la praxis. No se trata ya, por tanto, de entender al mundo y su totalidad, desde el punto de vista del saber puramente filósofo, cuyo culmen llegó con la obra de Hegel, sino de aplicar la teoría en una realidad olvidada por el pensar especulativo anterior. Siguiendo la explicación de Danilo Cruz Velez, filósofo colombiano, “veía Marx una gran contradicción entre un mundo del pensar construido lógicamente y un mundo político y socioeconómico lleno de irracionalidad” (Cruz Velez, 2014, p. 450) La culminación de la filosofía o la realización de ésta en la obra de Hegel, significa que ya no es viable ni necesario hacer más relatos o teorías que expliquen de otro modo la realidad, puesto que en la obra del filósofo de la Fenomenología del Espíritu se registra la síntesis de las posiciones del pensar que han ido acumulandose a lo largo del tiempo. Como consecuencia del fin de la filosofía nace el interés de convertir la relación teórica en una relación práctica. “En la relación práctica con el mundo ya no se trata de meras teorías, sino de la acción sobre la realidad.” Significa esto poner en el ámbtio de la política y de los juegos del poder del mundo contemporaneo, la elaboración realizada previamente en el mundo especulativo. 

 

En el libro Tabula Rasa, el filósofo Danilo Cruz Velez, afirma que la clave para entender los dificiles textos de Marx es la noción de praxis. Fue este hallazgo el resultado de buscar nuevos caminos en la filosofía. La superación de Hegel sólo era posible ejecutando una superación, o una visión que pusiera más elementos en juego en cuanto a la interpretación de la objetividad. No se trata tan sólo de seguir tejiendo sistemas teoricos de la realidad, sino que es preciso volverse sobre esta realidad y enseñorearse de ella. No significa esto que el humano ha sido un ser receptivo y pasivo a lo largo de la historia; se trata más bien de interpretar la historia desde el punto de vista que indica que el ser humano es y ha sido el creador de su propio mundo. Ha sido la especie humana la protagonista de una realidad que no cesa de transformarse. Su continuo movimiento la ha llevado a experimentar estadios de plena libertad, pero también de una abrumadora esclavitud. Sin embargo, el problema del mundo contemporaneo radica en que no es posible advertir de un modo evidente qué fuerzas sociales dirigen y condicionan la transformación y el camino asumido por el mundo.

 

Tanto para Hegel como para Marx es significativo resaltal el papel que cumple la praxis. En contraste con la actitud práctica, se encuentra la actitud meramente contemplativa, en la que el sujeto pareciera reflejar en sí mismo los objetos que percibe externamente; de este modo, deja intactos los objetos que dice ver u observar. En esta situación Hegel dice que en la actitud meramente receptiva o teórica el sujeto carece de libertad. Se trata, mas bien, de una libertad unilateral. “El sujeto es pasivo, receptivo, y en su pasividad está a merced de los objetos, por cuanto para poder realizar su función de conocimiento tiene que recibir de ellos el contenido de sus representaciones en forma de estímulos e imágenes”.(Cruz Velez, 2014, p. 457) Más adelante considera este autor que “en la evolución aparece de pronto el “espíritu práctico”, el cual establece una relación práctica con el mundo. Dichos contenidos son exclusivamente suyos, pues son sus propios fines, sus designios, las metas que se propone, sus intereses y sus sueños. El sujeto práctico no está, pues, a merced de las cosas, no tiene que mendigarles el punto de partida de sus actos.” El es yo, según Hegel, lo que da comienza a la conducta práctica. Es el mundo, lo real, el material que permite cumplir la realización de “los propósitos de la voluntad, del hombre como praxis.a Un consecuencia importante de esto es la ejecución de la acción reflexiva sobre “la polis sea para configurarla, conservarla o transformarla”. 

 

En la segunda mitad del siglo XIX se desarrolla en el ambito de la historia del pensamiento un transito de amplias consecuencias, que va de la finalización de la filosofia hacia el origen de la teoría crítica de la sociedad. Esta nueva apreciación del mundo tiende a alejarse del estudio puramente teórico de la realidad y dirigir su atención hacia el mundo del trabajo, la propiedad y el capital. Son estos fenómenos aspectos tratados por la incipiente ciencia de la economía política, cuya pretensión se basó en la elaboración de las leyes que permitieran explicar y organizar la compleja sociedad burguesa. Parte de estas formulaciones apreciaban no el ámbito superficial del mundo comercial, como cuando se observa un intercambio de un objeto mediante la compra, sino el subsuelo del mundo capitalista, en el cual se desenvuelven nociones como plusvalia, renta, ganancias, salarios, trabajo, etc.

 

El modo como procede el camino de la interpretación filosofica, ad portas de su extinción, consiste en poner al sujeto en relación con su desarrollo social, político, ideológico y económico. Seguirá siendo el ser humano un ser indescifrable, cuyas diminutas letras imposibiltan una efectiva comprensión, en tanto no se ubique su vivir en el contexto del mundo que le rodea. ¿qué caminos abre la economía política para la realización de una visión concreta sobre el ser humano? Desde un punto de vista prágmatico y sin ningún velo de sentimentalismo, considera Adam Smith que la vida del obrero (ya no ser humano) está garantizada por el salario que recibe para poder vivir. El obrero recibe un salario en tanto éste ofrece su capacidad física para realizar la labor que su jefe le exige. Añade el pensador inglés, que el obrero es una mercancia cuya vida depende del capricho del rico y del capitalista, siendo sometido y obligado a todas las exigencias del capitalista.  Se aprecia en estas afirmaciones que el ideal de la libertad es atacado de un modo contundente en tanto la realidad social da cuenta de situaciones donde la libertad del humano se reduce a la obediencia al poder de quienes tienen la riqueza y el control del trabajo.

 

La obediencia y la supeditación de la mayoria de los seres humanos al poder del dinero y el poder político ha hecho que el sujeto sufra una realidad que le es ajena y le oprime terriblemente. Ese sufrimiento es posible advertirlo en los estudios estadisticos que indican el crecimiento de la pobreza y la cada vez mayor desigualdad social entre ricos y pobres. Si se revisa alguno de los informes económicos de nuestra actualidad se dice que desde la época de la pandemia creció de un modo exponencial la riqueza de los banqueros, grandes empresarios y terratenientes. En contravia con esto ha crecido más la desigualdad social y la pobreza, donde para el pobre su única opción es luchar por los medios físicos de existencia  y lidiar por obtener trabajo. [1]

 

El desarrollo comprensivo de la economía política permitió dar cuenta de la situación en la que el obrero se encontraba realmente. En efecto, no era el progreso social y económico, tal y como lo afirmaron los defensores de este sistema, la solución para erradicar el hambre y la pobreza. Si bien, el ambito del nuevo modo de producción permitió que se abrieran nuevos contactos entre pueblos alejados entre sí, así como la exploración de novedosas técnicas y extrañas invenciones, que dieron pie a la civilización moderna, surgió en contravia a la variabilidad del trabajo humano, la cara abstracta y monótona del capital. La producción del capital, es decir, de la acumulación del trabajo, requiere el auxilio del agricultor, del carpintero, el panadero y demás, pero en su resultado lo único que cuenta es el monto de dinero y capital producido por la multiplicidad del mundo laboral. Pero es esta abstracción, de acuerdo a la lectura que hizo Marx del texto de  Adam Smith, lo que ha originido una indiferencia sobre el caráter concreto de las relaciones sociales, importando tan sólo su aspecto abstracto.

 

El tener unicamente presente, en el interior de las relaciones sociales, aquello que se expresa como ganancia, ha dado origen a que el ser humano ingrese a una frenética codicia que le hace ciego ante su verdadera situación. Con el paso del tiempo ha crecido en gran medida el poder de manipulación sobre los seres humanos, haciendo que estos seres tan sólo piensen en consumir de un modo insaciable lo ofrecido por el mercado. Pero para lograr satisfacer sus deseos y necesidades deben trabajar más de lo estrictamente necesario, lo cual implica un mayor sacrificio de su cuerpo y de su tiempo. Este sacrifico surge así de la pretensión de obtener la libertad en un estado de cosas que hace creer que esta libertad se obtiene con el poder económico. Se le vende al trabajador la ilusión de ser libre, cuando en realidad lo que mueve su accionar es la avaricia que le hace preso de quienes dirigen el sistema económico.

 

Diversos son los aspectos que hacen de la vida del individuo un tema a considerar por parte de la reflexión crítico-social, harta ya de las especulaciones metafísicas. Por una parte, la necesidad del proceso productivo en el incipiente mundo moderno empujo a grandes poblaciones a realizar en las ciudades todo tipo de actividades que dieron paso a la creciente división del trabajo. Junto con esto, surgió la acumulación de capitales que hicieron que se estableciera una relación social de carácter desigual entre los obreros y los dueños del capital y los medios de producción. El poder generado por la consolidación del capital, (a partir del cual se disponia de la obtención de materias primas, la producción de mercancias, la distribución de éstas y la garantia de su consumo, así como el sostenimeinto permanente de estos elementos), posibilitó que la clase obrera fuera cada vez más dependiente del trabajo, el trabajo particular y mecanizado. De acuerdo con lo dicho por Marx en los manuscritos de 1844 el ser humano pasó a convertirse en una actividad abstracta y en un estómago. Esta transformación hace del sujeto un ser movilizado por la “ fuerza de las fluctuaciones del mercado, la aplicación del capital y el capricho del rico”. El escenario en el que comenzó a cocinarse esta lamentable situación humana fue en el sistema fabril, espacio en el que el obrero es puesto como parte del engranaje de una inmensa maquinaria.

 

La promesa de la naciente modernidad de posibilitar para los sujetos la realización de su libertad, se vió obstruida en la segunda mitad del siglo XIX cuando la burguesia, ya puesta en el poder, consideró innecesario repartir los beneficios generados por el nuevo sistema comercial. De acuerdo con Georg Luckas fue este el momento en que la clase burguesa ubicó finalmente, como su parte contrapuesta, al proletariado. No podían estos también compartir los beneficios de un sistema económico que parecia favorecer a todos. Pero la realidad de la utopia industrial e igualitaria fue el exponente crecimiento de la riqueza junto con la mayor aún expansión de la pobreza. Con el paso del tiempo han logrado concretarse discursos y perspectivas que pretenden evadir el aspecto siniestro y pernicioso del actual sistema económico; por consiguiente, el modo de salvar esta situación ha consistido en ofrecer una falsa apariencia de felicidad y alegria. En lo que concierne a paises sumamente religiosos, la miseria se hace justificable e inclusive se agradece al “todopoderoso” sus miserables regalos y milagros. Resulta paradojico que tengan las personas que agradecer una situación en la que éstos deben venderse a sí mismos y vender su identidad humana.

 

¿Porqué ha logrado consolidarse un estado de cosas irracional en el que lo que produce el obrero le es totalmente ajeno? Desde hace siglo y medio han buscado las clases desprotegidas frente al poder y la ley, darle respuesta a un interrogante que sigue siendo hoy una problematica fundamental. Sigue siendo útil plantear el interrogante acerca de ¿qué ocurriría si la riqueza fuera no del que la administra sino del que la produce con su propio esfuerzo, es decir, con un trabajo que involucra la transformación de la materia prima? Marx ha dicho que la iglesia es capaz de ceder en lo que atañe a perdonar todos los puntos referentes a la ética humana, pero no es capaz de perdonar una sola falta que atente contra sus intereses económicos. Según el, esto se debe a que son los interes economicos en los que resalta en gran medida batallas titanicas que no son fáciles de solucionar. Hace cien años estuvimos entre la primera y la segunda guerra mundial que significó en los dos casos, la lucha entre quienes se apropiarían efectivamente del control del mercado mundial. Sin embargo, otro siglo ha pasado y siguen siendo millones de ciudadanos y campesinos en el mundo alojados a la condición de máquinas y meras cosas. 

 

 

 

Bibliografía

 

Marx, Karl. (1860). Manuscritos económicos- filosóficos de 1844. Santiago de Chile: Austral.

Dobb, M. (2007). Introducción a la economía. México: Fondo de Cultura Económica.

Cruz, Vélez, Danilo. (2014) Tabula Rasa. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.

Lukács, Georg. (1968) El asalto a la razón. Barcelona- México, D.F.: ediciones Grijalbo S.A.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



[1] https://www.infobae.com/colombia/2023/01/24/las-cuatro-mas-ricos-de-colombia-acumulan-los-recursos-de-255-millones-de-habitantes-del-pais/

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