¿Es posible explicar lo que es la filosofía? Lectura del prólogo de la Fenomenología del Espíritu (1807) de Hegel
¿Es
posible explicar lo que es la filosofía? Lectura del prólogo de la Fenomenología del Espíritu (1807)
de Hegel. Andrés Acosta Barrera. Profesor de Filosofía. 3 de septiembre 2023
Introducción
En el presente ensayo se aborda el libro “La fenomenología
del espíritu” (1807), libro en el cual Hegel pone en consideración el estudio
de las figuras de la conciencia. El estudio del devenir cultural, el
trabajo de pensar los pensamientos, es lo que podría designarse como la actividad
de la fenomenología. Tal designación, sin embargo, no es algo sencillo de
comprender, puesto que se encuentra en la fenomenología el estudio crítico de
lo que ha sido dicho por la humanidad, es decir, de lo que ha sido el
producto intelectual de la especie humana. Este tema filosófico pone en
entredicho la concepción que se tiene acerca del ser humano, quien no debiera apreciarse
solo como un homo economicus, sino como un ser que produce objetivamente
una realidad que le es necesario no solo conocer sino reconocer.
Conocer su propia historia mediante la labor de pensar los pensamientos es
lo que le permite a la filosofía dialogar con todos los puntos de vista, evitando
con ello el dogmatismo y la imposición de las palabras. Se hará énfasis en la
distinción sobre el pensar filosófico y los otros modos de pensamientos que se distinguen
de la reflexión filosófica.
Desarrollo
En el comienzo del prólogo de la fenomenología Hegel acentúa
su preocupación sobre el modo superficial asumido al momento de explicar lo que
es la filosofía. ¿Qué significa propiamente la filosofía? En un momento de la historia
de la humanidad en el que se ha comprendido plenamente que el mundo ha sido
y es la creación de la mano y la mente del ser humano, con lo cual ha
realizado un mundo a su imagen y semejanza, ¿qué le espera responder a la filosofía
ante los inquietantes y estremecedores interrogantes que surgen en el mundo del
capitalismo? Hegel considera esencial asumir una perspectiva histórica y
entender el saber de lo inmediato desde el devenir de este saber;
lo que se sabe de un modo inmediato en tanto es el resultado de la cultura en
que se nace, del lenguaje que se aprende, de los saberes heredados por la
familia, la escuela, la religión, los medios de comunicación, etc., son apenas
una parte de un extenso recorrido presente en otros pueblos y épocas y el cual
es necesario transitar. Considera Hegel que la filosofía se ha estancado al hallar
satisfacción en el conocer lo que es el saber, pero lo que le interesa a
Hegel es reconocer lo que es el saber. Tal reconocimiento ha de pasar
por el estudio de las figuras de la conciencia, las posiciones del pensamiento,
mediante los cuales el saber humano ha desarrollo estructuras y maneras diversas
de explicar el fundamento y la realización del ser y con esto la construcción
del “mundo”.
Hegel considera que la expresión de la cosa misma pasa por
superar las reflexiones que no toman en cuenta el devenir histórico del pensamiento.
Si la filosofía ha de convertirse realmente en filosofía, ha de plantearse la
tarea de pensar los pensamientos. Significa esto no detener la reflexión tan
sólo en el ser allí de la idea, sino en el devenir interno del ser allí, lo
cual significa captar la historicidad y el desarrollo del saber. De manera
provisional, puede ser útil a la hora de escribir un prologo sobre filosofía, “una
indicación histórica con respecto a la tendencia y al punto de vista, al
contenido general y a los resultados, un conjunto de afirmaciones sueltas y
dispersas acerca de la verdad” (p.7). Aun así, esto es para Hegel algo que no
será tomado en cuenta en lo que atañe a la real exposición de lo que es la
filosofía. Podría quizá decirse que basta decir que la filosofía significa lo
que antaño ha sido su definición genuina: “amor a la sabiduría”, pero para
Hegel tal definición ya no satisface las exigencias de un mundo nuevo (la
contemporaneidad) que nace y que exige respuestas más complejas ante esta
suprema pregunta por lo que es la filosofía. La cosa misma exige ya no solo
amor al saber sino hacer del saber filosófico la expresión del saber real.
Para el pensamiento contemporáneo posterior a Hegel se
captó de inmediato la necesidad de hacer de la historia del pensamiento un aspecto
esencial para la explicación de los temas abordados por la filosofía. Un
ejemplo claro de esto se encuentra en la obra de Karl Marx, quien expone el desarrollo
del capitalismo, no ya desde una perspectiva fenomenológica, sino atendiendo a
los aspectos económicos, políticos e ideológicos presentes en el devenir de las
sociedades. Afirma Marx que no hay que caer en la interpretación simple de que
el capitalismo ha sido y es la única forma del mundo económico. Ha sido el capitalismo
el resultado de otras formas de organización económica y social, las cuales no
asumieron como fundamento la relación capital-trabajo. Se puede decir, por
tanto, que han existido formas de producción esclavistas, feudales, coloniales,
imperialistas, tribales, etc., descartando con ello la pretendida exclusividad existencial
del mundo contemporáneo. Por otra parte, pensadores como Nietzsche o Sigmund Freud
también hacen hincapié en la importancia de investigar el proceso histórico y
con ello advertir otras posibles explicaciones sobre el pasado y el mundo de
hoy.
¿Qué podría
justificar plenamente que es necesario el saber histórico para lograr así una
mayor comprensión de la objetividad? Hegel afirma en el prologo de la fenomenología
lo siguiente: “Además, por existir la filosofía, esencialmente, en el elemento
de lo universal que lleva dentro de sí lo particular, suscita más que otra
ciencia cualquiera la apariencia de que en el fin o en los resultados últimos
se expresa la cosa misma, e incluso se expresa en su esencia perfecta, frente a
lo cual el desarrollo parece representar, propiamente, lo no esencial.” (p.7) La
existencia de la filosofía se debe quizá a la inspiración dionisiaca de pretender
hallar para el entendimiento y la pasión la unidad con el absoluto y lo
universal. No obstante, el modo particular como al ser humano le cabe hallar
tal unidad, lo ha de realizar bajo el inexorable imperio del lenguaje. Sea en
el ámbito onírico o en el mundo de la embriaguez, donde se halle la fuente del
saber humano, y por ende, de la metafísica, sus expresiones hallan lugar en la
espontaneidad del entendimiento traducida en juicios. Son estos juicios o la manifestación
del lenguaje proposicional, lo que ha posibilitado al ser humano su propio y
particular modo de comprender el mundo. No obstante, ¿cómo captar el núcleo de
tal posibilidad? Si se asume que el saber humano ha estado presente en épocas pretéritas,
y que ha llevado en su seno, no obstante, las preguntas de orden metafísico, ¿de
qué maneras se ha interpretado tal necesidad de la razón de dar cuenta de la
totalidad y de la comprensión de lo real? Son diversos los sistemas filosóficos
que han puesto en juego diversas interpretaciones sobre el mundo y su estructura,
distintos puntos de vista se han puesto en consideración, y ninguno de ellos
carece de la necesidad y la justificación de su aparición. Un ejemplo de lo
dicho se halla en la frase “Dios ha muerto” del filósofo alemán Friedrich
Nietzsche. Cuando escribió esto se refería a aquel tremendo acontecimiento
producido en la transición del mundo medieval al mundo moderno en el que la concepción
sobre dios pierde fuerza, al convertirse las poblaciones en habitantes del
mundo urbano y capitalista-burgués. Ya la religión ha perdido su centro y su
estimación suprema, al ponerse en su lugar las preocupaciones de orden económico
y político y desplazar al dios trascendental, presente en muchísimas religiones,
por el dios del dinero, único amo y absoluto señor.
Tanto en el prólogo de la Fenomenología como en la
Enciclopedia de las ciencias filosóficas Hegel crítica de un modo irónico y
audaz las formas de pensamientos que impiden el despliegue de la reflexión filosófica.
Por una parte, considera absurdo asumir como certeza real una explicación de lo
que es la filosofía ateniéndose a lo que se dice en el presente, sin tomar en
cuenta los esfuerzos que otros pensadores, en otras época, asumieron para
responder el interrogante por lo que es la filosofía. También le parece como
insensato cree que saberes como los de la anatomía resuelvan en definitiva la explicación
de lo real. ¿Puede verse lo real como la anatomía, para la cual lo relevante es
la descripción exhaustiva de las partes del cuerpo, como si se tratase de algo
muerto y a su vez carente de una comprensión conceptual? De manera análoga al
saber anatómico, considera Hegel que el saber afilosófico o antifilosófico, es
aquel que está atrapado en las categorías de lo verdadero y lo falso. ¿Qué es
lo verdadero? ¿qué es lo falso? ¿Acaso se tiene la respuesta frente al enigma
de saber que es lo real y lo ilusorio, que es la apariencia? ¿es esta vida que
se experimenta en el aquí y el ahora un simulacro? Lo verdadero, dice Hegel, debe ser apreciado
en el movimiento de su devenir. Del mismo modo como una flor está conformada
por diversas partes (raíz, tallo, flor y fruto), no se puede afirmar que unas
partes son reales y otras no, es decir, no se puede decir que el fruto es real,
y que la flor ya no lo es, en tanto le antecede en su manifestación. Las
distintas partes de la planta conforman un proceso de desarrollo presente en el
crecimiento de la planta. Lo verdadero y lo falso no podría por ello recaer en
una visión simplista del panorama de las ideas al afirmar que unos sistemas de
pensamiento son reales y otros falsos. Tan vacuo sería la discusión acerca de
sí la religión es falsa y la ciencia verdad, como decir que lo bueno es lo
bueno y lo malo simplemente lo malo y que no cabe cuestionar, tanto lo uno como
lo otro, en su esencia. Las expresiones del espíritu humano se presentan en la
totalidad de la vida. Lo que normalmente se asume como contradictorio, en donde
se pone la disputa entre verdades y falsedades debiera entenderse mas bien como
el proceso de la mutua necesidad de los pensamientos y los puntos de vista. Antes
de atreverse a decir que algo es verdad y es falso debe el individuo pasar por
el recorrido de las producciones del espíritu y apreciar de este modo que lo malo,
lo bueno, lo bello, lo feo, la verdad y la mentira han pasado por fases y
transformaciones surgidas de la necesidad humana de poner estrategias para su
supervivencia, en su enfrentamiento frente al enigma de la pregunta que
interroga por el sentido del ser.
Conclusión
Por lo dicho, se puede afirmar que en un breve ensayo no
se puede dar una respuesta satisfactoria sobre lo que es la filosofía. Decir
que es esto el amor a la sabiduría es apenas el inicio de una aventura que poco
a poco requerirá otro tipo de comprensiones y discusiones con las que se expresa
un mundo que se dispone a hacer de la “naturaleza” la materia prima para sus
disposiciones y proyectos. Hegel no es un filósofo de poca monta puesto que su
interés se remonta hacia la comprensión de la objetividad, logrando explicar ésta
como el proceso de construcción del mundo humano, desde la óptica de los
niveles del lenguaje. En su desarrollo es posible captar y exponer lo que es la
filosofía misma, en su historia, en su despliegue, en el reconocimiento pleno
de la planta, desde la cual se expresa metafóricamente, el mundo del saber y
del espíritu.
Es válido seguir reconociendo la importancia que para el
pensamiento filosófico tiene discutir con su pasado, con lo que se ha dicho, con
el proceso del devenir del logos. Es este el modo como el pensamiento filosófico
permite en el individuo la comprensión plena de su esencia, al reconocerse como
participe de un mundo que no cesa de crear y poner un juego mundos complejos y no
fáciles de entender y reconocer. El objetivo del presente ensayo es motivar a
generar de nuevo la pregunta por que es la filosofía y tratar de responder a
ello desde una perspectiva que abarque en lo posible todas las perspectivas. ¿es
posible comprender el mundo desde una visión concreta del ser humano como la
síntesis de múltiples determinaciones?
Bibliografía
Chatelet, F. (1973). Hegel según Hegel. Barcelona:
Laia
Hegel, G. W. (1955). Lecciones sobre la historia de la
filosofía. México: Fondo de Cultura Económica.
Hegel, G. W. (1974). Enciclopedia de las Ciencias
Filosóficas. México: Juan Pablos Editor.
Hegel, G. W. (2002). Fenomenología del Espíritu.
México: Fondo de Cultura Económica.
Heidegger, M. (1958). La época de la imagen del mundo.
Santiago de Chile: Anales de la Universidad de Chile.
Hyppolite, J. (1970). Introducción a la Filosofía de
la Historia de Hegel. Paris: ediciones caldén.
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